El rescate de los 33 mineros chilenos acaparó la atención mundial por su poder simbólico. Su drama representó la condición humana de cada uno de nosotros. En ese sentido fue un drama universal. No se trata solo de la solidaridad que despertó el peligro en que se encontraban, ni del júbilo de verlos a salvo. Hubo elementos de simbología profunda que hizo que ese drama nos alcanzara a todos los que nos impresionó.