En días recientes el grupo Movimiento por un Estado Laico propuso una reforma para borrar la referencia a la Religión Católica como la del Estado, inscrita en la Constitución. El asunto se presta para incendiar los ánimos, lo que podría pasar más enfáticamente en un momento electoral, por lo que conviene adoptar una actitud desapasionada, que valore con objetividad los argumentos de todas las partes. Lo intentaré en estas líneas, muy consciente también de que se trata apenas de un pensamiento en construcción sobre este delicado asunto.